Y
sólo cuando estés en el zenit, desapareceré… Porque es ahí cuando mi misión de
elevarte habrá terminado y es ahí cuando más personas querrán estar a tu lado.
Y sí, te daré ese espacio aunque no lo quieras, porque me conformo con estar
cuando decreces y te creces. Cuando pierdes el norte… y te agarro para que no
tropieces.
Me
conformo con ser el que te aliente sin recibir nada a cambio. Y no, no soy de los
que se limitan a animar cuando lo peor ya ha pasado. Y quizá tenga una manera
extraña de ver las cosas, pero entiéndeme, nunca me ha gustado saborear ajenas las glorias.
Y
aunque sea yo el que cargue con tus rabietas, que sepas que no te guardaré
rencor. Porque verte en lo más alto significa que lo has conseguido y quizá yo
haya podido creerme lo que siempre decías, eso de que era buen mentor.
Y
recordarte que si fallas y fracasas, no te quedarás solo. Que me tienes a la
vuelta de la esquina abriendo los brazos para entregártelo todo. Y llora, llora
como nunca lo has hecho, porque los fallos del presente en el futuro se
convertirán en éxitos.
Y
poco más puedo decirte, salvo que te deseo buena suerte. Cuida a los que tienes
cuando estés arriba, ellos te ayudarán a mantenerte. Y sobre todo no olvides a
la buena gente que te ha ayudado. Recuérdales, aunque no hables sobre ellos,
recuérdales. Porque serán esos mismos los que te rescaten cuando caigas. Y
serán esos mismos los que cuando estés en lo más alto, no dejarán de hacer
guardia.
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